Con la llegada del verano es necesario tomar algunas medidas para conservar y cocinar los alimentos con el fin de evitar intoxicaciones causadas por bacterias tóxicas que encuentran en esta época del año la temperatura idónea para multiplicarse.
Las bacterias necesitan calor y un ambiente húmedo para desarrollarse y, en condiciones favorables, pueden multiplicarse exponencialmente en solo 24 horas. Una mala conservación y manipulación de los alimentos que ingerimos podría propiciar la proliferación de bacterias patógenas que, a su vez, nos pueden ocasionar algún disgusto.
¿Qué trastornos puede ocasionar una toxiinfección alimentaria?
Las bacterias nocivas de los alimentos crudos o poco cocidos y de bebidas contaminadas son la causa más común de los trastornos alimentarios y pueden originar enfermedades como la Salmonelosis o la infección por E. coli. Este tipo de patologías causan síntomas que van desde un simple malestar de estómago hasta problemas más graves como diarrea, fiebre, vómitos, calambres abdominales y deshidratación. Las personas más susceptibles a estas enfermedades son los niños, las mujeres embarazadas, los ancianos y los individuos con el sistema inmunitario debilitado.
Es fundamental prestar atención a la correcta conservación y cocción de los alimentos con el fin de que sean seguros y evitar de este modo las enfermedades debidas a la contaminación alimentaria.
Consejos prácticos para garantizar una alimentación segura y evitar toxiinfecciones alimentarias:
- Examinar el aspecto externo del producto fijándonos en su etiqueta, la información de sus ingredientes, condiciones de conservación y fecha de caducidad.
- No romper la cadena del frío puesto que a temperatura ambiente las bacterias se multiplican. Conservar los alimentos que requieran frío en neveras con bolsas refrigerantes o cubitos protegidos para que no gotee agua y colocarlos en el lugar más fresco posible.
- Separar los productos crudos de los cocinados para evitar la posible transmisión de microorganismos mediante la contaminación cruzada. No mezclar los utensilios y recipientes que utilicemos para unos y otros.
- Limpiar los utensilios y las superficies cada vez que se manipule un alimento diferente, recordando, además, que las manos del manipulador son un utensilio más que debemos higienizar.
- Preparar las ensaladas a base de vegetales crudos y embutidos en el último momento, habiéndolos lavado bien en casa (el lugar más higiénico para hacerlo).
- Cocinar la tortilla con antelación para poderla enfriar y que cuaje bien el huevo.
- Evitar las salsas que contengan huevo (si son comerciales, se deben consumir en un espacio breve de tiempo para evitar recontaminaciones).
- Conservar en frío hasta el último momento los lácteos y postres hechos con huevo.
- Cocinar los alimentos mediante tratamientos prolongados a altas temperaturas (fritura, horno, guiso, etc.) puesto que son los métodos de higienización más eficaces.
- Elegir encimeras de composición no porosa que facilitan la limpieza y desinfección, protegen frente a las manchas y evitan posibles filtraciones que podrían ser foco de contaminación. Además, las superficies duras y resistentes al rayado evitan la creación de grietas o fisuras que podrían dar lugar a la proliferación de colonias microbianas.
La correcta manipulación, preparación y consumo de los alimentos, así como disponer de materiales y superficies higiénicos puede evitarnos trastornos alimentarios propiciados por las altas temperaturas de la temporada estival.