La observación, la transformación constante de los espacios de restauración y leer las necesidades de la ciudad, claves de éxito para los nuevos proyectos y espacios gastronómicos.
Cómo ser innovadores y dónde centrar los esfuerzos para aportar una diferenciación que dé valor a los nuevos proyectos fue el motivo de la jornada organizada por el Instituto Silestone y CETT en el marco las sesiones “Diálogos de Arquitectura y Gastronomía”, que promueven el conocimiento sobre el espacio de la cocina. Los participantes en la mesa redonda fueron Christian Escribà, maestro pastelero y empresario; Jordi Parra, cocinero y director técnico del equipo del chef Carles Abellán; Xavier Torrents, fundador de la consultora Innova y coach gastronómico y Mercè Balañá, responsable de comunicación del Instituto Silestone.
La cita reunió a unos 150 estudiantes del CETT, el Campus de Turismo, Hotelería y Gastronomía de la Universidad de Barcelona. El punto de partida de la sesión, de la mano de Mercè Balañá, se situó en la concepción del espacio físico y cómo los materiales de última generación como Dekton y Silestone no sólo cumplen con prestaciones en materia de seguridad alimentaria y durabilidad sino que aportan diseño y estética en la arquitectura de cocinas.
Las distintas intervenciones de los ponentes pusieron de relieve cómo la innovación en el sector de la restauración abarca multitud de aspectos más, que incluyen los espacios, pero también los servicios, los procesos, el branding, la rapidez, la notoriedad o la especialización, entre otros. No obstante, para Xavier Torrents, la observación “es la base de todo”, de ahí surgirán respuestas que llevarán a la diferenciación, a la notoriedad y, por consiguiente, “a ser capaces de transformar los productos que ofrecemos, en vivencias únicas”.
Por su parte, Christian Escribà expuso su inquietud por transformar el espacio constantemente para adaptarse a las necesidades de cada momento y ofrecer al cliente motivos continuos para interesarse por sus creaciones. Apostó por jugar con el escaparate, no necesariamente exhibiendo producto, al cual otorga un nuevo valor como elemento decorativo y foco de atracción en el interior de la tienda.
Jordi Parra puso el foco en la proximidad con el público y en saber identificar las necesidades del entorno para generar nuevos proyectos. Ya sea con las tapas de autor, el innovador concepto de chiringuito de playa o con el nuevo restaurante La Barra de Carles Abellán, en el barrio marinero de la Barceloneta, la clave es adaptar cada propuesta a cada clientela.