- El cuarto de baño deja de ser un lugar de paso para convertirse en uno de los espacios de mayor personalidad del hogar y en el que cada vez pasamos más tiempo: un año y medio a lo largo de nuestra vida.
- Si la cocina se ha consolidado como epicentro social, el baño se ha erigido como espacio de autocuidado y bienestar. El Instituto Silestone analiza los baños más demandados: en suite, de cortesía, tipo spa, vestidor, XXL, etc.
Barcelona, 23 de febrero de 2022 – El estado de alarma decretado en marzo de 2020 supuso un desafío para todos los hogares. La imposibilidad de salir al exterior, salvo para realizar actividades esenciales, puso a prueba cada uno de sus rincones y elementos, evidenciando fortalezas y debilidades. Tras 99 días, el baño fue una de las estancias que cobró más significado: un espacio de cuidado personal y, para muchos, un nuevo punto de fuga. Un refugio en el que resguardarse de la vorágine propia de salón, cocina, terraza o balcón al que acudir cuando lo que se necesita es un respiro.
Un baño relajante, una rutina de belleza, un momento de lectura, un masaje o, simplemente, un poco de silencio. El baño se reveló como una estancia troncal, tal y como ponen de relieve los expertos del Instituto Silestone, la plataforma de conocimiento y divulgación del espacio del hogar impulsada por Cosentino. Tras la pandemia, las peticiones de reforma se han disparado, pasando de ser un elemento funcional a ‘objeto de deseo’ esencial para el bienestar de todos los miembros de la familia, más si tenemos en cuenta que a lo largo de nuestra vida podemos pasar en él hasta un año y medio.
Su diseño y distribución va más allá de los metros cuadrados de los que se dispone e interpela directamente a usuarios, adaptándose a sus preferencias y estilo de vida. De hecho, los usos que se han derivado tras los periodos de confinamiento han modificado las necesidades a cubrir, desplegándose más versátil que nunca. Si la cocina se ha consolidado como epicentro social, el baño lo ha hecho como espacio de autocuidado y bienestar personal y, como destacan desde el Instituto Silestone, una estancia cada vez más conectada con el resto del hogar, al que dota de su propio carácter.
Estos son los tipos de baño más demandados tras la pandemia:
- Kids friendly – Algo más que ‘la hora del baño’
Un baño que aglutina las necesidades de quienes, además, crecen a ritmo endiablado. Son muchos los padres que apuestan por asignar un baño a los pequeños de la casa. Unos ganan tranquilidad y otros, autonomía. Un espacio para reactivarse por la mañana y relajarse a última hora del día, en el que debe prevalecer el orden y la seguridad, los espacios de almacenamiento a su altura y los materiales y superficies fáciles de limpiar y resistentes. Para evitar discusiones, duplicar las áreas de aseo siempre es una buena opción.
- En suite – Donde empieza la habitación y termina el baño
Integrar el baño principal en la suite es una fórmula que aporta intimidad a la pareja dentro de la casa, amplitud general y un mundo de posibilidades según el nivel de conexión que se desea con el resto de la estancia dedicada al descanso. Desde baños totalmente aislados, hasta fórmulas totalmente abiertas o separadas con tabiques y cabezales traslúcidos para quienes priorizan la luz.
- Cortesía – ‘Tu espacio, mi espacio’
Una de las tendencias que ha resurgido con fuerza tras la pandemia es el baño de cortesía, relegado durante años. Un espacio especialmente pensado para que las visitas se sientan como en casa -sin tener que invadir zonas privadas de la familia desplazándose hasta la suite o el baño principal- y donde pueden contar con elementos de aseo e higiene solo para ellos.
- El spa – Tras los pasos de Gwyneth Paltrow
De capricho a necesidad. Tener un spa en casa no está reñido con el espacio y son cada vez más las personas que descubren en su baño su lado más wellness. El abanico es amplio: desde añadir una columna de hidromasaje, hasta explorar las vías de la aromaterapia y la cromoterapia. En este baño la atmósfera es lo más importante y todos los elementos (incluidas toallas, velas, aceites), colores y texturas deben estar dispuestos para generar la máxima sensación de bienestar.
- Vestidor – El orden lógico de las cosas
Un paso natural: hacer del baño un espacio que convive directamente con el vestidor. Ambos elementos pueden sumarse con fórmulas más o menos integradas a gusto del usuario. Si después de la ducha nos vestimos y antes de entrar en ella nos desvestimos, el baño – vestidor parece una evolución lógica y una manera práctica de ganar espacio de almacenamiento y liberar la zona de descanso.
- XXL – Aquí me quedo
Se acabó mirar al baño como una estancia menor del hogar en la que encajonar elementos en el mínimo espacio para sumar al resto. El baño reivindica su espacio y exige que no solo sea considerado como un lugar funcional en el que entrar y salir. A más tiempo, mayor espacio, y de eso va la tendencia XXL, de plantear la estancia de forma fluida para generar nuevas formas de ‘quedarse’ en él: una lectura, un poco de música mientras se prepara el baño o, incluso, una siesta.
- La colección de arte – La joya de la corona
Convertir el baño en una pequeña galería es tendencia entre quienes han visto claro que es mejor escaparate de arte que las paredes de un pasillo por el que, como indica el nombre, solo se pasa. Fotografías, ilustraciones, esculturas, bustos, litografías, marcos, entre otros objetos de valor no necesariamente económico, encuentran en el baño un lienzo en blanco en el que hacer más interesante la estancia y lucir mejor.
- El edén – Un oasis dentro del oasis
Un baño no puede sustituir un jardín o espacio exterior, pero sí puede convertirse en un oasis. El confinamiento ha supuesto un boom de las plantas de interior, convirtiéndose en grandes aliadas para sumar energía positiva en las estancias del hogar. También y de forma especial en el cuarto de baño. Además de regular la humedad y purificar el ambiente, refrescan en verano y dan calidez en invierno.