16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación
El 85% de los consumidores admite despilfarrar alimentos mientras que el 5% reconoce hacerlo en grandes cantidades.
Con motivo del “Día Mundial de la Alimentación” y del reciente “Día del Despilfarro de Alimentos”, el Instituto Silestone reflexiona sobre este problema global que nos afecta a todos, con graves implicaciones éticas e importantes repercusiones en el ámbito socioeconómico y medioambiental incompatibles con un mínimo de sostenibilidad.
En Europa los datos son alarmantes, los informes publicados por la Comisión Europea estiman que se desperdician casi 90 millones de toneladas de alimentos al año en la UE lo que supone más de 170 kg por persona y año.
España se encuentra en el 7º puesto del ranking con un total de 7,7 millones de toneladas de alimentos despilfarrados al año. Se calcula que en nuestro país el 85% de los consumidores reconoce desperdiciar los alimentos comprados, principalmente frutas, verduras y hortalizas seguido de derivados lácteos y un 5% admite hacerlo en grandes cantidades.
¿Dónde se despilfarra mayor cantidad de alimentos?
- 50% en las cocinas de los hogares.
- 20% en el procesamiento de alimentos.
- 30% en productores, fabricación, restauración, catering y distribución de alimentos.
La clave: mejorar el aprovechamiento de los alimentos.
El reto de alimentar a casi 9.000 millones de personas dentro de una década no pasa por aumentar la producción de alimentos sino por mejorar su aprovechamiento.
Por primera vez se observa cierta tendencia al freno en el desperdicio en algunos sectores y aunque aun no hay datos oficiales, se estima que durante el reciente confinamiento por la pandemia este se redujo en los hogares con una clara disposición a la cocina de aprovechamiento.
Las estrategias de reducción del despilfarro pasan por la planificación de menús ajustándolos a la lista de la compra, el almacenamiento adecuado de los productos, una correcta gestión de stocks diferenciando entre caducidad y consumo preferente, el cocinado más racional y la introducción de recetarios de aprovechamiento. La cocina es, sin duda, un espacio en el que practicar e implantar pequeñas acciones de sostenibilidad que tienen, sin embargo, grandes consecuencias a nivel global.